martes, 18 de octubre de 2011

La montaña mágica o el reino de la enfermedad

En La montaña mágica de Thomas Mann hay un párrafo en el capítulo VII hay unas reflexiones sobre el tiempo, el tiempo de la vida y el tiempo de la novela, que la Fisgona le gustaría compartir, y dice así: "El tiempo es el elemento de la narración, como también es el elemento de la vida; está indisolublemente unido a ella, como a los cuerpos en el espacio. El tiempo es también un elemento de la música, que como tal mide y estructura el tiempo, lo convierte en algo precioso que se nos hace muy breve, en lo que, como ya he dicho, se asemeja a la narración, que igualmente (y a diferencia de la obra plástica, que se hace patente de una manera inmediata y sólo está unida al tiempo en tanto que es un cuerpo) no es más que una sucesión de elementos en el tiempo, pues es imposible presentarla de otro modo que no sea en forma de desarrollo y necesita recurrir al tiempo, incluso aunque intentase estar completa y cerrada en cada instante."
La Fisgona memoriza: "la narración no es más que una sucesión de elementos en el tiempo". Definición simple ¿o no? "Es imposible presentarla de otro modo que no sea en forma de desarrollo". La Fisgona se debe descubrir ante tal evidencia, "incluso aunque intentase estar completa y cerrada en cada instante", como intentaron hacer los vanguardistas al describir la simultaneidad. 
El tiempo, con mayúsculas, el tiempo de la narración y el tiempo de la vida, se podría decir que es el gran tema que Thomas Mann trata en este libro, pero hay mucho más. Así en esa pequeña parcela de la realidad que supone el hospital donde acontece esa sucesión de elementos en el tiempo, el escritor alemán comprime parte de las grandes discusiones y conflictos de la humanidad. Y se centra en la enfermedad como ese estado del cuerpo que nos permite reflexionar, "pero también la enfermedad hace al hombre más corpóreo, lo convierte enteramente en cuerpo". Y una pregunta quedará sin responder: ¿puede la mente sobre el cuerpo o es el cuerpo la cárcel del espíritu? Y en ese estado de enfermedad, las discusiones entre diferentes perspectivas del mundo tendrán lugar; al final, todas ellas se verán eclipsadas por el talento de un solo rey y quedarán delegadas a simple charlatanería. 
La montaña mágica es un libro para ir masticando poco a poco, nos muestra las contradicciones tanto sociales como espirituales no tan sólo de su época, ya que la Fisgona ha encontrado en su lectura un camino humanista ante los conflictos que a veces le acechan. Entre el blanco y el negro, escojamos el gris, que es como no escoger nada o quedarse con todo, eso sí, siempre con una sonrisa de cabrona-escéptica. 

Por cierto, la Fisgona quedó gratamente agradecida por las siguientes líneas sobre su ciudad, Barcelona: "Esta primavera ha tenido lugar en Barcelona una solemne asamblea general de la Liga. Como sabe, esa ciudad puede enorgullecerse de mantener una relación particular con el ideal político de progreso." Breves  palabras, pero que a La Fisgona, como buena barcelonesa, le llenaron de orgullo. 

lunes, 10 de octubre de 2011

Pienso, luego existo

Pienso, luego existo, el programa que dirige Rafael Argullol en la 2, una alternativa al programa Redes de Punset. Este domingo, en el mismo "Pienso" se entrevistó a Punset. La ciencia, la filosofía, la literatura de la misma mano, la humanitas. En una época donde se aboga por la especialización diferentes pensadores nos aunan lo que tal vez nunca debí de separarse. La tarde-noche de los Domingos se vuelve interesante con la 2. Tan solo cabe una critica al programa de Argullol, tal vez deje que el entrevistado se venda como una persona maravillosa de una bondad inmensa, un humanista que vive rodeado de libros y que se acerca a ese abuelo que todos quisiéramos tener. Cuando lo interesante sera que profundizaran en alguna de las ideas que exponen, más que ir picoteando de una a otra. Ahora, tan solo falta un programa que se titule Siento, luego existo y lo cambiaran por Página 2 .    

martes, 4 de octubre de 2011

La Fisgona indiscreta quiere compartir unas líneas que ha encontrado sobre los escritores en Elogio de la locura de Erasmo. Antes se debe aclarar que se debe leer locura como sinónimo de insesatez, necedad, y no como estado de enajenación mental: 
"De la misma cuerda son los que buscan imperecedera escribiendo libros. Son mis grandes deudores, sobre todo los que emborronan sus cuartillas de tonterías. Esos escritores que emplean su erudición escribiendo para una minoría ilustrada y que además están pendientes del juicio de Persio o de Lelio, me parecen más dignos de lástima que afortunados, ya que viven en constante tortura: añaden, transforman, suprimen, vuelven a poner, rehacen, aclaran, lo enseñan a los amigos, lo liman durante nueve años y nunca están satisfechos. Y todo para poder recibir una alabanza, como premio; alabanza, además, de muy pocos, y a costa de vigilias, del sueño -la más dulce de las cosas-, de fatigas, sudores y sinsabores sin cuento. Añádase a esto el desgaste de la salud, el quebranto del cuerpo, las legañas e incluso la ceguera, la pobreza, la envidia, la privación de placeres, la vejez prematura, la muerte temprana y cualquier otro tipo de calamidad. De todo esto se da por muy bien compensado nuestro hombre si consigue la aprobación de algún que otro erudito legañoso. 
Por el contrario, el escritor que es de mi cuerda, es tanto más feliz cuantos más disparates dice. Escribe todo lo que le viene a la cabeza, sin detenerse a pensarlo, hasta sus mismos sueños, sin más gasto que un poco de papel. Sabe muy bien cuantas mayores banalidades diga, mayor será la aceptación por parte de la mayoría, es decir, de ignorantes y necios. ¿Qué importa que tres de esos sabios condenen su obra si es que llegan a leerla? ¿O vale más el voto favorable de tres sabios que el clamor de la muchedumbre?"
En estas líneas de Erasmo, primero hay que tener en cuenta que habla la insesatez, y segundo que Erasmo utiliza un tono irónico en cada una de las palabras. Creo que en estas líneas hay resumidos los grandes temas de la creación literaria, y que en un curso de novela daría para discutir entre los alumnos durante horas sin llegar a una conclusión satisfactoria para todos. ¿O sí? 

martes, 20 de septiembre de 2011

La amoralidad del escritor

El pasado domingo 18 de septiembre del 2011, apareció en el País Semanal sobre Jonathan Franzen. Comentaba un par de aspectos que La Fisgona quiere comentar y que están relacionados con la conferencia de Alfredo Conde. Jonathan Franzen hablaba sobre la amoralidad del escritor y decía: "la necesidad de presentar puntos de vista que no son los tuyos hace que uno daba abandonar cualquier absoluto moral". Por lo que se sigue concibiendo a la novela ese carácter de anti-Biblia donde la moralidad se debe apartar para poder hablar del ser humano.
Otro punto que la Fisgona quiere recordar de esa entrevista es cuando Franzen afirma que "nunca le ha interesado escribir sobre escritores". Y "puede que se avecine un periodo de decadencia sostenida de la novela". Estos dos puntos son interesantes para explorar en ellos. ¿Por qué los escritores escriben sobre escritores? ¿Metaliteratura? ¿Acaso, la decadencia no será el rasgo característico del nuevo siglo?
Aquí, tan sólo quiero realizar un apunte. Primero porque quería enlazarlo con la conferencia anterior, y segundo porque tal vez vuelva a conectarlo con posibles apuntes posteriores. Y porque la Fisgona tiene el empeño de leer las novelas de este autor que según el País es un revolucionario de la novela.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Alfredo Conde en la UB

El pasado 16 de septiembre Alfredo Conde realizó una conferencia en la UB sobre el proceso de creación en la novela. La Fisgona Indiscreta tomó varios apuntes. El primero dice: "La novela es algo que le pasa a alguien alguna vez".  Le encantó esa definición de la novela, que se supone que es de Flaubert. Después Conde habló de la experiencia compartida que tuvo con un escritor de best-sellers. Ese autor respetaba los 14 pasos que los estructuralistas destacaron que hay que seguir para escribir una novela. Seguirlos le había aportado ventajosos ingresos, pero Conde a la hora de enfrentarse a la escritura de una novela prefería guiarse de la intuición del escritor. (No cree en las escuelas de escritura, ya que la única manera en que un escritor puede aprender el oficio es leyendo mucho, y hay que subrayar ese "mucho"). Mantener un diálogo con ella, a pesar de que eso le alejara de la masa lectora. Ya que él definía a la sociedad de masas como una sociedad fascista donde se ha perdido la excelencia. Por lo que Conde en ningún momento tenía en cuenta al lector. Tan sólo lo justo para que pueda seguir la novela, pero en ningún momento esperando darle lo que buscaba en ella. 
Después habló de cuatro instrumentos que utiliza el escritor: el primero la memoria. Ésta es la transmitida, todo aquello que nos viene por familia, sociedad, cultura, etc. Segundo, el recuerdo, que a diferencia de la memoria es vivido. Aquí detalló tres tipos de experiencia, la experiencia de lo vivido, la experiencia de lo leído y la experiencia de lo soñado (fantástico). Como tercer herramienta habló de la introspección; donde el escritor debe ser capaz de buscar dentro de sí mismo para ser capaz de ser todo lo que aparece en la novela, y por lo que debe ser totalmente amoral. Y cuarta herramienta, el olvido. 
A pesar de que tan sólo lo dejaron caer, la Universidad de Barcelona va a intentar traer a más escritores para que divulguen su experiencia de escritura. La Fisgona Indiscreta no sabe si oyó muy bien, pero estará atenta para ver si se produce tan maravillosos encuentros y tan iluminadores. 


martes, 16 de agosto de 2011

Hoy he tenido una visión

Esta es la profecía de La Fisgona Indiscreta: he visto en sueños al cardenal Rouco Varela vestido de blanco y montado en un vehículo blindado con cristales transparentes. Saludaba a una masa enardecida que le gritaba: ¡Viva el Papa Juan Pablo III! Y descubro en alguno de esos devotos los rastros ya arrugados y los cabellos ya blanquecinos de aquellos jóvenes que visitaron la capital de España en el JMJ. Al despertar me dije: -¡Qué Dios nos coja confesados!

lunes, 25 de julio de 2011

El hombre a quien le perseguían los perros

Paseo aburrida y tranquila por las calles de Barcelona. Entre el tedio y la felicidad, muletas que me ayudan a caminar y que se alternan en el esfuerzo: primero una, después la otra. Hace tiempo que no me perdía así, y descubro: un bar fashion que no ha tenido éxito y que traspasan, un hotel nuevo detrás del ambulatorio que pilla cerca de mi casa, sillas y mesas, mesas y sillas con fumadores que se toman el refresco out del bar, marroquíes, palestinos, chinos, emigración, que tanto pavor nos provoca, y un hombre al quien le persigue un perro. Y me doy cuenta, que esto es lo más estable que hay en el barrio: esos hombres ya mayores, a menudo solitarios que pasean con sus mascotas caninas, normalmente pequeñas y feas, tan viejas como ellos, y que siguen la sombra de su amo. Estos chuchos son conocidos por su mal genio, por lo poco lavados que están, y por lo fieles que se mantienen a sus dueños. Amo y perro(s) se mimetizan. De todos es sabido que ambos llegan a tener un rostro parecido. Y no sé si preguntarle la hora al peludo acompañante y ladrarle al hombre, o al revés. Tal vez, tendría que olerle el culo a los dos para saber de ellos: si probaron hembra, si cagan bien, si tan sólo esperan del mañana un nuevo pasear. Tal vez me hable el perro y me diga que rasque a su amo en el cuello como si fuera un gato. O tal vez, los dos me ladren, me saquen los dientes, y me manden a hacer puñetas. 

miércoles, 20 de julio de 2011

Crisis, crisis, crisis

La Fisgona Indiscreta no es economista, así que no puede valorar el impacto mundial que tiene esta crisis. Pero oye un rumor que recorre las calles, las ciudades, los países, que se repite como un eco en boca de muchos, y dice así: no nos lo dicen, pero la cosa está mucho peor de lo que anuncian. Quienes formulan las siguientes palabras lo susurran como un secreto, como algo que tan sólo comparten con el oyente, como si se tratara de un interlocutor cómplice. Y éste se hunde en un abismo de incertidumbre y de pesimismo: es todavía peor de lo que anuncian los periódicos, la televisión, Internet. ¡Dios mío! Y la Fisgona se pregunta: para qué nos sirve tanta información sino estamos realmente informados. Y es cuando la vida es sueño se convierte en la vida es una pesadilla paradójica. La Fisgona opta por no creer a nadie, ni al interlocutor-espía, ni a los periódicos ni a la televisión ni a Internet. Y si algún día todo se va al garete, optará por emigrar a un lugar donde nunca pase nada, como uno de los protagonistas de Los detectives salvajes de Bolaño. Y allí será feliz. Ese lugar lo llamará Jauja; pero tal vez se aburra pasado un tiempo, y decida sumergirse otra vez en esas aguas de crisis de las que algo bueno debe salir: un pequeño tronco, una barca a la deriva o una isla tropical. Y si no es así, todos a la mierda, y ya está.

lunes, 18 de julio de 2011

La sandalia azul

Había una vez una sandalia azul y dijo que le aburria este cuento y dijo que lo borraramos y asi acaba el cuento. Un cuento bonito verdad?
Lara en el blog de la fisgona indiscreta.


miércoles, 13 de julio de 2011

De "El hombre que tenía rayos X en los ojos" a "Transformes"

En la película El hombre que tenía rayos X en los ojos, hay un momento en que el protagonista explica angustiado a la chica-prota la angustia que experimenta al ver la ciudad a través de esos ojos que pueden atravesar la envoltura de los edificios: todo son cables y cementos, recuerdo que dice, y como espectadora me imaginé esa misma ciudad sin envoltorios que tristemente le aparecía ante su enfermiza mirada. El otro día fui a ver Transformers, la última que está actualmente en la cartelera. Aquí, sin ninguna descripción puesta en boca de  algún personaje, aparece crudamente esa ciudad desnuda que el hombre de rayos X intentaba describir. No experimenté tensión, ni me conmovió. Reconozco que el momento en que un edificio es atravesado por una gigantesca lombriz maquinaria me tuvo agarrada al asiento. Entonces, me di cuenta, que el cine fantástico de hoy en día me ha convertido en una espectadora pasiva. Mi imaginación ya no tiene que trabajar, ya lo hacen por mí. Y ese poco esfuerzo que supone el tan sólo alimentarse de las imágenes sin tiempo para digerirlas, tal vez me produzca un vértigo que confunda con esa "inquietud" activa que me produce el cine sin apenas efectos especiales. Es admirable como con sólo unas lentillas en los ojos, el hombre de los rayos X me fascinaba bastante más.

lunes, 11 de julio de 2011

Succionada por el tiempo

Hace años, o puede que tan sólo unos segundos, comprendí que mi tiempo interior no encaja con el tiempo exterior. El calendario marca los meses, el reloj marca las horas, y yo camino siempre dos pasos siempre retrasada. Creo que hasta llegaré tarde el día de mi muerte. Todos llorarán, cuando de repente llegue yo, e ingenua pregunte el porqué de tanto sufrimiento, los asistentes a mi funeral atónitos me mirarán, y antes de que me digan el motivo, todo mi ser se desplomará en el suelo. Después se reirán, porque sabían que tardé en nacer, por lo tanto debía también tardar en morir. 
Siempre necesité de un intervalo, de un paréntesis. No por motivos filosóficos, sino más bien físicos. Mi ser es lento, pero no perezoso. En conclusión, tiene su propio tiempo que no coincide con el tiempo exterior. Se que puedo ser motivo de irritación para almas más inquietas. Aunque no se lo crean, yo también soy nerviosa, aunque no lo manifieste. Tan sólo puedo decir, paciencia, y gritar: ¡esperadme, que ya llego! Así vuelve a escribir la Fisgona, tras un paréntesis físico donde no ha producido nada creativo. Es el tiempo de la Fisgona Indiscreta. 

viernes, 8 de abril de 2011

Un movimiento de palabra más

(Para entender estas frases naif leer el comentario anterior)
El profesor lleva en la mano un soldado de juguete
El militar lleva en la mano un profesor que es la bomba

miércoles, 6 de abril de 2011

Fisgo juego surrealista

Explorando el surrealismo, a la Fisgona se le ocurrió el siguiente juego de significados:
El soldado lleva en la mano un rifle
El profesor lleva en la mano un libro

Entonces, se le ocurrió el siguiente cambio:

El soldado lleva en la mano un libro
El profesor lleva en la mano un rifle

Se sorprendió como el juego surrealista cambiaba el significado de las frases, pero había que ir un poco más allá:

El soldado lleva en la mano un rifle de juguete
El profesor lleva en la mano un libro para hacer bombas

¿Se podía seguir combinado? Sí, pero ya no era tan fuerte el significado:

El soldado lleva en la mano un libro para hacer bombas
El profesor lleva en la mano un rifle de juguete

Y lo más interesante de todo es lo que en la imaginación del lector de estas frases se despierta. 

sábado, 26 de marzo de 2011

Kosmopolis 11

Gracias a un amigo, La Fisgona Indiscreta ha conseguido esta foto. Ayer, ella estuvo en Kosmopolis. Tan sólo pudo ver la conferencia de Magris y la de Lago-Vila Matas. Si en la primera le preguntaban sobre las implicaciones políticas de los escritores, algo que todavía no tiene muy claro la Fisgona que un escritor deba tener. En la otra, se habló en un tono no tan implicado de literatura. Huvo un conexión en directo con un lector-policía desde New York, y fue una de las mejores conferencias a la que la Fisgona ha asistido. Gracia, Lago; gracias, Vila-Matas

miércoles, 16 de marzo de 2011

Fisgoaforismo

Como todo está dicho, lo mejor es repetirlo con tu propio tono de voz. Se crea una nueva melodía que a los espectadores aplaudirán como actual.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Hoy la Fisgona Indiscreta celebra las 1000 entradas al blog




Redescubriendo a Fritz Lang


 
Sería la Fisgona Indiscreta adolescente cuando una película de Spencer Tracy la impresionó enormemente, de tal forma que todavía aún recuerda vivo ese recuerdo de ese día, en concreto, de esa noche, e incluso en su cabezita guarda la  memoria del televiso: el aparato no tenía ni pantalla plana, se cambiaba de canal con el dedo índice, pero se alumbraba cada uno de los 12 o 16 canales que tendría, y estaba revestido de color madera.  De la película cree recordar que el papel que Spencer Tracy interpretaba era acusado injustamente por una masa de gente que lo creía culpable de un asesinato. Ayer, sin ir más lejos, La Fisgona Indiscreta descubrió que la película se llamaba La Furia y estaba dirigida por Fritz Lang, el padre del cine negro americano. ¿Cómo lo supo? Gracias a Wikipedia y porque al ver otra película suya, Metropolis, se preguntó si un cineasta nacionalsocialista de repente era adoptado por Holliwood. Estaba equivocada, quien comulgaba con la ideas de Hitler, era la mujer de éste, que al final él abandonó como a su país natal. Y como si en una película fuera, La Fisgona Indiscreta se imaginaba al propio Fritz Lang teniendo que elegir entre sus ideales o quedarse en casa. Esa es la narración épica a la que la imaginación de la Fisgona tiende. Lo que sí que cree es que el director, en su equipaje rumbo a EEUU, una idea de la masa de borregos descontrolados que no tiende a razones también importó -las dos películas mencionadas anteriormente así lo demuestran-. Y una tendencia a educarlas también. La función social del cine heredada de las vanguardias se manifiesta en ellas. El poder del arte para cambiar el mundo. ¡Dios, qué ingenuidad! Pero, la Fisgona Indiscreta es clemente, y le perdona. Y antes de acabar este apunte, una nota más: ¿no asusta bastante que la típica estampa de la ciudad de Metrópolis se parezca tanto a la Ciudad de la Justicia de Barcelona? Queda pendiente averiguar la posible relación.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Redescubriendo a Griffith



En una lista de películas que se deben ver para adentrarse en el mundo del cine, El nacimiento de una nación está en la cabeza de las que resultan obligatorio de ver. Y ¡sorpresa! La Fisgona Indiscreta quedó perpleja al leer la siguiente reseña de este film: narra entre otras cosas, el surgimiento del Ku Klux Klan y su lucha contra malvados negros para proteger a los blancos norteamericanos. Durante tres horas, La Fisgona Indiscreta no podía creer lo que estaba viendo, y soltó una carcajada en la intimidad de su hogar cuando leía perlas como la siguiente (más o menos hecha la translación): cuando llegaron los negros a EEUU se sembró la semilla de la discordia que separaría a los blancos del norte con los del sur, etc. Luego, en Wikipedia leería que esta peli es importante porque en ella queda establecido un modelo de cine que se perpetuará hasta la actualidad. Resumiendo, que hay que extraer todo el contenido y quedarse con la forma. Lo que dice es basura, cómo lo hace es una obra de arte. Esta peli hizo reflexionar a la Fisgona: primero con la actual película, Secuestrados, donde unos "extranjeros" son los villanos malvados, y segundo con el discurso del PP de Badalona. ¿Cómo esto último? Los de aquí, que somos los buenos, tenemos un orden establecido de una felicidad perpetua como bien retrata las primeras secuencias de la película El nacimiento de una nación. Todo está en paz y en armonía, hasta que viene el desorden exterior de un grupo que no se integra y que además desea con maledicencia las mismas oportunidades que el nativo. La obra de Griffith es de 1915, y en ella era inconcebible el matrimonio entre un blanco y una negra, o una negra con un blanco. Algo me hizo asociarlo con el matrimonio homosexual y no sé qué fue. Luego, en las noticias escuchaba como en las escuelas de Valencia enseñan que la masturbación es algo que origina soledad y hastío. Casi ha pasado un siglo, y puede que no todo haya cambiado tanto como imaginamos. Pero esto tan sólo es una loca asociación de ideas de la Fisgona Indiscreta.

Un flâneur dentro de un gimnasio

Pasó su tarjeta bicing por el lector, éste le señaló el número 24. Mierda, era la bicicleta más alejada de todas las que estaban en fila dispuestas a que algún cliente las cogiera. Pedaleó Rambla del Raval hacia el mar, el carril bicing por un momento desapareció, es como el río Guadiana vuelve a aparecer más adelante. En Santa Mónica abandonó la bicicleta en su parada, y con la mochila colgada a la espalda caminó hacia el gimnasio. Cuando se hobo cambiado de ropa subió las escaleras que conducían a la clase: en el primer piso unos y unas corrían en la cinta, el ritmo de sus pasos marcaba su esfuerzo y el aliento; en el segundo piso otros y otras pedaleaban al ritmo de una música enloquecida dejándose el alma; en el tercero, la puerta estaba cerrada. La abrió, una música suave impedía que los pocos y pocas personas que allí estaban hablaran en voz alta. La clase de Taichí estaba a punto de comenzar. El flâneur que acababa de entrar les explicó el contraste de excitación de un piso a otro. La profesora sonrió y afirmó: -Aquí cada loco con su tema.

jueves, 24 de febrero de 2011

Todo lo que hay que saber

La Fisgona Indiscreta siente un serio compejo de inferioridad cuando en una reunión de intelectuales hay quien comenta una pelicula y se sabe el nombre del director y toda su filmografía. Y es que en el momento en que se sienta en la butaca de un cine, las neuronas siguen el proceso de identificación, se olvida que la peli es una ficción, que quienes actúan son actores, y llora, o ríe tanto que su carcajada a veces sobresale por encima de la banda sonora. Al salir del cine, se le olvida memorizar quién la hizo, quién participó, etc. Tan sólo tiene imágenes en el cerebro. Y si lloró le quedan la resaca de las lágrimas. ¡Vaya mierda de intelectual que es la Fisgona! Promete poner mayor atención, y luchará contra su falta de memoria. Lo jura, pero ¿lo conseguirá? La Fisgona es la Fisgona.

miércoles, 9 de febrero de 2011

El cocker spaniel de Virginia Woolf

La Fisgona Indiscreta recomendó un libro, -Flush, recientemente leído por ella-, a un amigo. Éste inmediatamente arqueó la ceja cuando supo el nombre de la autora: Virginia Woolf. Y declaró que había intentado leer El Faro y que lo abandonó en las primeras páginas. Virginia Woolf a veces provoca esta reacción. No hay que desvalorar a lectores que prefieren lecturas más ágiles, La Fisgona Indiscreta misma encuentra más deleitable sus ensayos y artículos que una gran novela suya. Sin más preámbulos, hay que decir que esta pequeña novela que encontró en la edición de bolsillo de la editorial Austral es como anuncia su portada: la obra más deliciosa de la autora. En ella, conocemos a Flush, un perro, un cocker spaniel de orejas largas, y en ella podemos entender el vínculo tan especial que se establece entre el hombre y nuestro amigo canino. Un vínculo que tan sólo entendemos aquellos que poseemos a este fiel animal de compañía y al que le arrebatamos egoístamente la libertad. En el libro, Flush nos explica por qué el es capaz de renunciar al instinto animal. Y tan sólo empatizando con ellos, como lo hace Virginia Woolf, se entiende esta abdicación. La Fisgona recomienda esta lectura fácil, que se aleja de la prosa con la que nos tiene acostumbrada la autora y que lectores que no suelen abrir un libro de la Woolf por considerarlos un "tronchaco" aquí pueden encontrar una narración "construida a partir del esfuerzo de ver el mundo a través de la mente de un perro, un mundo dominado por los olores, las fidelidades y los deseos caninos", y, quién sabe, tal vez, acerque a los posibles lectores a otros libros de la autora.

viernes, 4 de febrero de 2011

Gente entusiasta

La Fisgona Indiscreta se pasea por las aulas de la Universidad de Barcelona y se acerca a los estudiantes de Estudios Literarios que frecuentan las clases. Hay varios tipos de estudiantes. Comenzará a explicar su favorito: uno es el de una mujer mayor (o hombre) -adelanta el sexo femenino porque en este caso es mayoría- que entusiasmado por adquirir conocimiento no ha tirado la toalla y todavía no piensa que es tarde y asiste a las aulas tan sólo para adquirir conocimiento. Se lo tragan todo, sin prejuicios, sin cuestionarse, ilusionados por navegar en ese mar de letras y poder dirigir la barca capitaneada por un profesor que la mayoría de las veces hace lo que puede. Otro tipo, es el más peligroso, es de aquellos que tienen entre 30 y 45 años, de vuelta de todo, y que ya han leído algo y cuestionan la autoridad del profesor porque lo ve como a un igual. No se sabe muy bien porque realizan esos estudios: tal vez para coleccionar títulos o porque piensan que todavía están a tiempo de colarse en otro mercado laborar. Poseen conocimientos y suelen aprobar porque si se les compara con el último tipo tienen más experiencia. Y ahora llegamos al grupo de todavía imberbes alumnos que ni han leído lo suficiente ni tienen la suficiente experiencia y hacen lo que pueden. Aquí hay tres subtipos: el alumno modelo que incluso llega a cursar dos carreras e intenta pensar por sí mismo, el que piensa por sí mismo y va de listillo pero no sabe todavía lo suficiente, y el que pasa de todo y un día despertará, esperemos.
La Fisgona Indiscreta tan sólo llega a una conclusión: no quiere ser profesora. Es imposible gustar y llegar a todos estos tipos y subtipos que gracias a Dios tienen como denominador común el amor a la literatura. Crítica que sí se puede hacer a este grado que hace un año emprendió su curso: no se lee suficiente novela o poesía o teatro, se teoriza, tal vez, demasiado. Y con este cortar y pegar donde se sitúa cómodamente la intertextualidad, el alumno no tiene tiempo para poder leer una novela de cabo a rabo. Pero lo que sí que puede decir la Fisgona Indiscreta es que aplaude al conjunto de profesores que hacen posible el grado, y aunque sea someterse a la figura de autoridad que suponen, se quita el sombrero ante su trabajo y sobre todo a su entusiasmo por hacer posible estos Esudios literarios.

miércoles, 2 de febrero de 2011

La Fisgona en la Arcadia espiritual

Desconozco las causas de por qué La Fisgona Indiscreta huye a eventuales paraísos, si son para ella como una medicina con demasiadas contraindicaciones. Esta vez el "oasis" se encontraba en un pequeño pueblo de Soria donde se ubica un pequeño templo budista. Soria es Soria, y el Templo es un templo, como cualquier otro. La Fisgona Indiscreta, rodeada de gente tan amable, algo le hizo sospechar que pensaban mal de ella. Debido a la excesiva tranquilidad se le agudizó la manía persecutoria. Tampoco el cuerpo terminaba de relajarse, porque levantarlo a las seis de la mañana para meditar y hacer yoga no era algo a lo que estuviera habituado. Lo intentó el primer día, también el segundo, el tercero ya no podía con su alma zen, y el cuarto lo mandó todo a pasear. Así que de nuevo está en Barcelona, con más dolores de espalda que con los que se fue, y con ese vacío existencial que le acompaña allá donde fuese. Menos mal que para llenarlo, tiene el arte. Así que viene con más ganas que nunca de ir al cine, visitar museos, comprarse libros, y comer en todos los restaurantes que no sean vegetarianos. Y como propósito de nuevo año, jura solemnemente no abandonar por mucho tiempo esa ciudad, Barcelona, de la que está profundamente enamorada, a pesar de los defectos.

lunes, 17 de enero de 2011

Ana Karenina y Greta Garbo

Cuando la Fisgona Indiscreta escucha a profesores, contertulios, críticos, etc., hablar como si lo hubieran visto todo, leído todo, escuchado todo padece de envidía aguda. Piensa que adquirieron ese conocimiento en un universo paralelo donde el único compromiso es ellos mismo. En cambio, la Fisgona Indiscreta no ha visto ni oído ni leído muchas cosas, entre ellas la película Ana Karenina interpretada por la gran y sobervia Greta Garbo.
Es una sensación extraña asitir a la representación visual de un libro que se ha leído primero. A un personaje le falta fuerza, hay tijeretazos argumentativos aquí y allá, y falta, sobre todo, el pensamiento de los personajes que tan sólo se puede obserbar en la interpretación de los actores que con la expresión lo tienen que decir todo. Y hay otro fenómeno al que hay que acostumbrarse, la aceleración de las acciones, las elipsis que muchas veces dan cierto vértigo precipitando el final. En una hora y media se degustan rápidamente unas mil páginas como en una comida rápida. Hay veces que indigestan, como en el caso del capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte. Una vez acabado el festín, la Fisgona Indiscreta se realizó una pregunta: ¿tendría cabida en la cartelera actual la película de Ana Karenina? El público tiene superado los problemas de adulterio, sabe que vive en una sociedad hipócrita, y los decorados rusos tampoco le asombrarían. Cree que no. Casi mejor, porque así queda para la eternidad esta película representada por la Garbo, una joya que guardará en su filmoteca privada y que algún día, tal vez, vuelva a ver.
Por cierto, La Fisgona Indiscreta se delectó al ver a la Garbo tan sólo sentada. Hay un peso escénico en las actrices antiguas, un estar, una fuerza, un magnetismo que no encuentra en las actuales. Tal vez sea que son ya un mito, y es como ella las percibe, pero ayer ver a la Garbo interpretando a Ana Karenina le alegró el día. Os voy a declarar un secreto: ayer la Fisgona Indiscreta se enamoró de ella.

domingo, 16 de enero de 2011

Okupas en Sunset Park

Después de acabar Anna Karenina, la Fisgona Indiscreta se leyó lo último de Paul Auster: Sunset Park. Después de merendarse unas 1000 páginas, 278 le parecieron un aperitivo. Un aperitivo que le dejó cierto gusto reagrio. Tal vez fuera debido a que entre líneas oye la voz del autor neoyorkino que se dirige a un nuevo público, a un público joven que intenta abrirse paso, y que para conseguir sus aspiraciones, en estos momentos de crisis, no tiene más remedio que okupar. En el libro hay otros temas, pero en este, en concreto, la Fisgona Indiscreta cree que Auster peca de ingenuidad. Los ambientes okupas son mucho más noctámbulos, menos románticos y más drogatas de lo que retrata el autor. Al menos, el movimiento okupa que tiene lugar en Barcelona está más impregnado de verborrea idealista para untar las noches alcohólicas, farloperas o porreras. Se respira decepción, decepción por el futuro, decepción por la vida, por sus propias vidas. Muchos de ellos comparten con el protagonista, Miles Heller, la pérdida de ambición, pero en ellos hay tantas posibilidades de descubrir un genio oculto como en el resto de la población. No hay nada especial, tan sólo en su forma de vivir, en su forma de vestir, en su forma de quejarse: algo que saben hacer perfectamente como los niños mimados que resultan ser, ya que muchos de ellos provienen de familias bien situadas, padres que les dieron la posibilidad de ser lo que quisieran en la vida y que cuando visitan donde residen se pregunta en qué han fallado para que la aspiración de su hijo fueran esas: nueva decepción. Los hijos que llevan sus propios genes no son más que eso. Está bien. No hay por qué juzgar. Tal vez, le exigimos demasiado a la vida, y se puede ser feliz con menos. Pero hay decepción. Y en el libro de Auster, el padre ayudará al hijo, como la mayoría de padres; ¿sin resentimiento? Hay algo que la Fisgona Indiscreta no se termina de creer, Auster; pero no es el libro de la Fisgona sino de uno de los mejores narradores de nuestra época.
Nota de la Fisgona: 7,5/10

jueves, 13 de enero de 2011

Un ejército de arcángeles

La oscuridad de la noche cubría con su negro manto la ciudad, pero éste era amortiguado por la luz de las farolas y el ruido de las pecaminosas almas que a esas horas todavía recorrían las calles. De repente, un ruido extraño fue in crescendo hasta hacerse insoportable para oído humano. Hasta ese momento no se había escuchado nada igual: era el aleteo de infinitas alas de una tropa de arcángeles que descendía al mundo terrestre. Los espectadores de tan apocalíptico espectáculo no daban crédito: este ejército de hermosas criaturas celestiales aterrizaba sobre la ciudad armados con fusiles y pistolas hasta los dientes. Y vieron como una de estos bellos arcángeles se acercaba a un trasunte anónimo y le preguntaba: ¿Eres culpable? Al "presunto" pecador no le daba tiempo a responder: una bala le atravesó el cráneo en un sí agudo que dio punto final a su vida enviándolo derechito al Infierno. Desde el Cielo se oía una estruendosa risa, Dios con sombrero de cowboy celebraba la muerte. Poco a poco, los arcángeles fueron fulminando a todos los "presuntos" pecadores que habitaban la Tierra hasta que ya no quedó ninguno; y el Infierno se superpobló. Las madres antes de dormir a los hijos ya no cantaban que "viene el coco", sino que "viene el arcángel". El mundo se volvió temoroso de un Dios que no tan sólo había creado el peor de los mundos posibles, sino que en su creación también se burlaba de ésta.

jueves, 6 de enero de 2011

Dedicado a mi suicidida neoyorquino

Se tiró de un noveno piso y no murió; un montón de bolsas de basura le salvaron la vida. Le obligaron a ir al psiquiatra, y como no disponía de seguro médico tuvo que pagar un facturón de mucho cuidado. Decidió tirarse al tren, pero ese día el transporte ferroviario estaba de huelga. Se rapó el pelo, se rapó las cejas, y con la cuchilla de afeitar estuvo tentado a rebanarse el pescuezo; le templaba el pulso, y no tuvo fuerzas. Más tarde, ya algo sosegado, se sentó en el escritorio, encendió el ordenador, y se dio cuenta que su hazaña patética había dado la vuelta al mundo. Se lanzó de nuevo por la ventana, sin pensarlo, en un majestuoso vuelo: los brazos como alas abrazaban el aire. Se abandonó a la fuerza de gravedad, y mientras caía pensó que tan solo deseaba volar. En ningún momento miró que lo que le esperaba era el asfalto. Esta vez se encontró con el duro cemento. Un grito de horror, por un instante, silenció la ciudad.