viernes, 4 de febrero de 2011

Gente entusiasta

La Fisgona Indiscreta se pasea por las aulas de la Universidad de Barcelona y se acerca a los estudiantes de Estudios Literarios que frecuentan las clases. Hay varios tipos de estudiantes. Comenzará a explicar su favorito: uno es el de una mujer mayor (o hombre) -adelanta el sexo femenino porque en este caso es mayoría- que entusiasmado por adquirir conocimiento no ha tirado la toalla y todavía no piensa que es tarde y asiste a las aulas tan sólo para adquirir conocimiento. Se lo tragan todo, sin prejuicios, sin cuestionarse, ilusionados por navegar en ese mar de letras y poder dirigir la barca capitaneada por un profesor que la mayoría de las veces hace lo que puede. Otro tipo, es el más peligroso, es de aquellos que tienen entre 30 y 45 años, de vuelta de todo, y que ya han leído algo y cuestionan la autoridad del profesor porque lo ve como a un igual. No se sabe muy bien porque realizan esos estudios: tal vez para coleccionar títulos o porque piensan que todavía están a tiempo de colarse en otro mercado laborar. Poseen conocimientos y suelen aprobar porque si se les compara con el último tipo tienen más experiencia. Y ahora llegamos al grupo de todavía imberbes alumnos que ni han leído lo suficiente ni tienen la suficiente experiencia y hacen lo que pueden. Aquí hay tres subtipos: el alumno modelo que incluso llega a cursar dos carreras e intenta pensar por sí mismo, el que piensa por sí mismo y va de listillo pero no sabe todavía lo suficiente, y el que pasa de todo y un día despertará, esperemos.
La Fisgona Indiscreta tan sólo llega a una conclusión: no quiere ser profesora. Es imposible gustar y llegar a todos estos tipos y subtipos que gracias a Dios tienen como denominador común el amor a la literatura. Crítica que sí se puede hacer a este grado que hace un año emprendió su curso: no se lee suficiente novela o poesía o teatro, se teoriza, tal vez, demasiado. Y con este cortar y pegar donde se sitúa cómodamente la intertextualidad, el alumno no tiene tiempo para poder leer una novela de cabo a rabo. Pero lo que sí que puede decir la Fisgona Indiscreta es que aplaude al conjunto de profesores que hacen posible el grado, y aunque sea someterse a la figura de autoridad que suponen, se quita el sombrero ante su trabajo y sobre todo a su entusiasmo por hacer posible estos Esudios literarios.

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