miércoles, 27 de octubre de 2010

viernes, 22 de octubre de 2010

Mini historia del Raval

Las 5 de la tarde. Era demasiado tarde para una siesta, pero el cuerpo me lo exigía. Me tumbo en la cama y me cubro con una pequeña manta. Llaman por el interfono. Me sobresalto, estaba medio dormida. Pregunto quién es. Me contestan que están buscando a alguien en este edificio que hable ruso. No, yo no habla ruso, lo siento. Y me vuelvo a la cama. No recupero el sueño. ¿Me acaban de preguntar si hablo ruso? Seguro que sí, porque vivo en el Raval, donde todo es posible.

jueves, 21 de octubre de 2010

Poemas desgajados 2

Me ilusiono con cuentos infantiles
y abandono el traje de adulto
junto a la ropa sucia.

No existen ni horas, ni facturas,
ni noticias, ni ni ni.

A la puerta llaman,
preguntan por mí
y yo no estoy.

            Me invento que he salido.
El silencio se desliza
por debajo de la puerta
y se filtra por las ventanas.

Me envuelve toda
¡Dios mío! ¡Qué alguien vuelva a llamar!
Permanezco desnuda
y el frío me hiela los pies.
Me pongo unos calcetines.
Otra vez soy quien no quise ser.

lunes, 18 de octubre de 2010

Tierno encuentro

La Fisgona Indiscreta tiene como recuerdo de infancia la sentencia de un profesor que prohibía escribir en los libros y que tan sólo dejaba subrayarlos con lápid y con regla. Gracias a que no siguió tales exigencias hoy se ha producido un hermoso encuentro con el pasado.
La Fisgona acudía a una clase de Literatura Clásica donde se analizaba el poema de Garcilaso de la Vega, Égloba segunda, cuando Salicio dice:

¡Cuán bienaventurado
aquel puede llamarse
que con la dulce soledad se abraza,
y vive descuidado,
y lejos de empacharse
en lo que el alma impide y embaraza!

Esta obra, posesión de la Fisgona, la ha acompañado durante la adolescencia. Se ha mudado varias veces de piso, pero siempre la ha acompañado, ya que pertenece a ese tesoro estimable que es su biblioteca particular. También es un libro que no ha vuelto a abrir hasta el día de hoy. Y la hermosa sorpresa que el libro guardaba es que en esa misma estrofa y con letra todavía redondeada -ya que con el paso del tiempo ésta se ha ido erosionando-, se podía leer beatus ille, el mismo tema que el profesor de clásica impartía. La niña del pasado, ya olvidada, se ha encontrado con la niña del presente. La Fisgona Insdiscreta no se acuerda de ese día de su temprana juventud en que escribió esas palabras en esa misma página. Un sentimiento de extrañeza y de ternura le han provocado una pequeña carcajada, y cuando el erudito profesor le ha preguntado por el motivo, ella ha respondido la causa de esa pequeña explosión de emoción; después, el resto de la clase se ha contagiado de una risa tierna.
Por esto, la Fisgona Indiscreta obliga a todos a escribir en los libros que nos compramos, otra cosa son los que pertenecen a las bibliotecas y constituyen un bien común. Esos libros comprados no tan sólo pertenecen a los autores, sino que también pertenece a los lectores que con sus anotaciones, reflexiones, incluso dibujos, los personalizan. Es otra forma de no pasar al olvido, porque esos libros usados y manipulados pasarán a otras manos algún día y verán el rastro de otro lector, les guste o no. O como en el caso de la Fisgona Indiscreta vuelvan a ser abiertos y se encuentren con un pedazo de su pasado.

jueves, 14 de octubre de 2010

La casa okupa de René Mattriste


"Esto no es una pipa" de René Mattriste

Casa Okupa de la Rambla del Raval de Barcelona (2010)

¿Por qué La Fisgona Indiscreta ha escogido estas dos imágenes para el blog? En la primera, el artista René Mattriste desorienta al espectador poniendo "esto no es una pipa" debajo del dibujo de una pipa. En la segunda foto, una casa okupa afirma que "this is not a tourist atraction" con una pancarta colgada en un balcón. ¿Qué tienen en común ambas fotos y en qué se diferencian?
Lejos de cualquier discurso ideológico, la Fisgona Indiscreta quiere plantear un juego estético. Hecha esta advertencia, paso a reflexionar sobre el asunto en cuestión. Es obvio, que las dos fotografías contienen dos frases negando una aparente realidad. Dirán los okupas que ando equivocada, porque ellos no son un souvenir y en cambio la pipa sí que es una pipa. Se equivocan en cuanto que René Mattriste dijo que efectivamente no se trataba de ese objeto, sino de la representación de éste. Y aquí el okupa de nuevo puede afirmar que tampoco ellos representan un souvenir. Éste el punto a discutir, y el que hace realmente interesante esta imagen, el contenido de la misma, no su forma.
Toda ideología, pensamiento, concepción tiene sus contradiciones, el movimiento okupa no iba a ser una excepción. Es una lástima que en esta imagen no se perciba bien el símbolo de una camara prohibida, cuando parecería que el lema okupa tendría que ser prohibido prohibir. Además resulta interesante como un grupo que no manifiesta mucho respeto por la propiedad privada, exija para sí eso mismo, y se niegue a que el tourista le robe esa pequeña parcela de la propiedad privada que constituye la imagen pública.
El turista roba instantes de nuestra vida en la ciudad, se los apropia, y todo ante su camara se convierte en puro souvenir, desde la mujer que pasea a un perro hasta las paradas de la Boquería. La intimidad, ese espacio privado es contínuamente vulnerado, y nos hemos acostumbrado a ello. Incluso la mayoría de nosotros lo ofrecemos con genorosidad. Una fachada, que en su momento permanecía camuflada entre otros edificios, de repente, es coloreada con unos dibujos de dudoso gusto, okupada, y se convierte inmediatamente en objetivo de las cámaras. El retrato de esta situación no sería interesante si no fuera por esa pequeña pancarta colgada que nos invita a fotografiarla cuanto más lo prohibe.
Si alguien dice que no le mires a los ojos, quien recibe la orden inmediatamente mira a los ojos del emisor de ese mensaje. Y es así como esta maravilla de casa okupa se eleva a objeto artístico, porque en ese momento me está planteando un juego al que yo gustosa participo, porque yo he tenido que realizar un pequeño hurto -como ellos- y poseo algo que dice "this is not a tourist atraction", pero que en mis manos se convierte en eso mismo. Y sin tener conciencia de ello, eleva de forma magistral el juego de René Mattriste, porque en este caso era el pintor que dialoga con su público; en cambio en el caso de la casa okupa se necesita de quien realizó la pancarta, del turista aludido que fotografía lo infotografiable y del espectador que ve la fotografía. Ante esto me quito el sombrero.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Poemas desgajados I.

Un cubo protesta cae sobre unos camellos,
mirada hacia el cielo, y silencio.
-¡Tengo porno!-sugiere un viejo,
a otro no le interesa.


Un ser gris duerme sobre su propia sombra
hediondos sueños le acunan la borrachera
el tráfico le desafina una nana
porque el niño grande se ha meado.


Aquí, el asombro no es costumbre.
Tan sólo un cubo de agua habla de lo ocurrido.
Me río.


Puedo morir si aviso del peligro.
Me río.
Los parques ya no son para los niños.