viernes, 22 de octubre de 2010

Mini historia del Raval

Las 5 de la tarde. Era demasiado tarde para una siesta, pero el cuerpo me lo exigía. Me tumbo en la cama y me cubro con una pequeña manta. Llaman por el interfono. Me sobresalto, estaba medio dormida. Pregunto quién es. Me contestan que están buscando a alguien en este edificio que hable ruso. No, yo no habla ruso, lo siento. Y me vuelvo a la cama. No recupero el sueño. ¿Me acaban de preguntar si hablo ruso? Seguro que sí, porque vivo en el Raval, donde todo es posible.

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