miércoles, 8 de septiembre de 2010

Lo bueno y lo malo de "Origen"

Para todos aquellos que viven en Barcelona, la Fisgona recomienda que si todavía no han ido a ver la última película de Leonardo Di Caprio, se paseen antes por el CCCB y vean: Per laberints. Una vez se hayan comido las palomitas en el cine, comprenderán el porqué.
¿Es Origen una película de culto o es tan sólo un montón de sensateces? Ante este dualismo, la Fisgona afirma que ambas cosas. Será de culto, igual que Tron, otra película donde el espectador tiene que recurrir a la ficción y firmar constantemente que se cree esa realidad. Y es que actualmente, nuestros conocimientos informáticos han avanzado tanto que convierten a esta película de ciencia ficción en una parodia. Es tan sólo nuestro amor por lo retro el hace que la volvamos a visonar.
Pero, ¿qué pasa con Origen? Pues que el material onírico está al alcance de todos, todos tenemos esta experiencia interior. Y todos sabemos que el sueño no tiene reglas, que no se pueden controlar, algo que sí hacen los protagonistas de este film. El sueño es ese lugar sin estructura, y, a pesar de los psicoanalistas, sin sentido. Entonces, ¿por qué funciona la película? Primero, por ese pacto del espectador al que nos hemos referido antes; y segundo, porque hay dos posibles lecturas de la película: una, en que Leonardo consigue su fin; y, la otra, que explicaría que todo ha resultado un sueño. Un sueño donde la posibilidad de controlar "los sueños" existe tan sólo en su interior y la película es tan sólo el sueño de un director que al despertarse un día pensó que de que podía hacerse una película de lo soñado la noche anterior. ¿Quién no ha tenido un sueño así? Pero hay sueños que valen la pena contar y otros que no, Origen es uno de ellos, tan sólo el tiempo la ubicará -como siempre hace- en el lugar que se merece.

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