miércoles, 29 de septiembre de 2010

Conversasiones con Goethe

Estos días la Fisgona está leyendo Conversaciones con Goethe de J.P. Eckermann. La mujer que hay dentro de mí se apena por ese mediocre autor que el gran genio alemán utilizó para que transcribiera sus impresiones sobre el arte. Se cuidó mucho de decirle que la única obra relevante que escribiría sería ese mismo diario, tal vez para no desalentar a la criatura. Obra, por otro lado, que el mismo Nietzsche reconoció como "el mejor libro alemán que existe". Esto debería hacernos reflexionar sobre la autoría de las composiciones literarias. Pero no es por este camino por el cual quiero encaminar mi comentario, sino sobre un estracto de él que dice lo siguiente: "¡Que nadie piense que el mundo ha progresado tanto en cultura y buen gusto que incluso la juventud ha superado ya la época más vulgar! Por mucho que el mundo progrese en su conjunto, a la juventud le tocará empezar de cero una y otra vez y recorrer a título individual todas las épocas de la cultura universal."
Cuando la Fisgona se adentró en el mundo del arte, se encontró con numerosos artistas que la sorprendieron. Éstos la hicieron abrir los ojos a un mundo que desde un principio la sedujo. Después, vino una etapa de cansancio, y de crítica feroz: todo era malo. Esto derivó casi a una actitud donde seguro muchos se sentirán retratados. Después le siguió una tercera etapa donde la Fisgona criticaba a los que criticaban: no tenían de pajorela idea de lo que hablanban, incluida ella misma. Así que devino la etapa actual, la más fructífera y de la más silenciosa actividad.
Es una lástima que la Fisgona se encuentre en una juventud, se diría, tardía. Y ese recorrido individual por todas las épocas de la cultura universal es el viaje más fascinante que jamás haya realizado. Este no es un viaje alternativo, tampoco reivindica las últimas tendencias, es privado. Y esta intimidad la comparto con quien desee desde este blog.
Hasta la siguiente entrada.

1 comentario:

  1. ¡Cúanto sabes! y no te lamentes por transitar a través de la "tardía juventud", otros lo tenemos peor. Y para que no te consueles con la desgracia ajena, lo que siempre ha sido un mal consuelo, piensa en todo lo que puedes fisgonear indiscretamente ahora que ya sabes lo que quieres y lo que te apetece hacer. Tengo que seguir tu consejo y sumergirme en Goethe.

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