domingo, 29 de agosto de 2010

Latifa Echaknch en la Capella MACBA

Era un viernes por la tarde, cuando por primera vez fui a ver esta exposición de Latifa Echakhnch. Al pasearme por el interior de la Capella, las palabras de Robert Caner del curso sobre Historia de las Ideas Estéticas se me aparecieron en la mente como una revelación: en la actualidad, la mayoría de obras de arte invitan a la reflexión sobre ¿qué es arte? y ¿qué no? Me fijé en las obras allí expuestas, y lo que más me gustó fue como una niña intentaba despegar una carta de la baraja española que permanecía pegada con otras muchas en el suelo y que junto a una roca formaban la obra titulada Eivissa (2010). También recordé otro momento de este curso de estética en que Robert Caner advertía a su alumnado que también las obras estéticas modernas van acompañadas de un texto. Así que me leí el folleto explicativo de la entrada. Lo que yo había visto como simples tubos que intentaban retar las fuerzas de la gravedad antes de caer al suelo eran, en realidad, catorce palos de bandera. Se hizo la luz. Pero no me conmovía. ¿Acaso buscaba la conmoción? Otra pregunta estética que tal vez me hiciera la obra de forma amenazante. No encontré motivos para responderle. Me quedé impávida. Y me fui.
Unos días más tarde, caminaba por la calle Elisabets cuando anochecía. A lo lejos, se avistaba la Capella. Las luces de su interior estaban encendidas y la visión lejana de aquellos catorce palos de banderas me pareció hermosa. Así, que para cuando uno no quiera realizarse tantas preguntas, y disfrutar en todo su esplendor de esta obra, recomiendo su visión al anochecer y con cierta distancia.

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