viernes, 3 de diciembre de 2010

El viaje a Italia

Estaba yo en Roma el 26 de nobiembre de 2010, cavilando entre las ruinas del Capitolio mientras un grupo de japones cliqueaban en pequeñas cámaras retratos que olvidarán en archivos de ordenadores obsoletos, cuando me vino por primera vez a la imaginación la idea de recitar en voz alta el siguiente poema de Quevedo:
Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino!,
y en Roma misma a Roma no la hallas:
cadáver son las que ostentó murallas
y tumba de sí propio el Aventino.

Yace donde reinaba el Palatino,
y limadas del tiempo, las medallas
más se muestran destrozo a las batallas
de las edades que blasón latino.

Sólo el Tibre quedó, cuya corriente,
si ciudad la regó, ya sepoltura
la llora con funesto son doliente.

¡Oh, Roma, en tu grandeza, en tu hermosura,
huyó lo que era firme, y solamente
lo fugitivo permanece y dura.

Multitud de razas dirigieron la mirada hacia mí. Algunas fruncieron el entrecejo cuando escucharon "Roma", otras sonreían ante la cadena de sonidos que yo proclamaba. Sentí algunos flashes sobre mi figura impertérrita. La misión en Italia concluía. Volví a la multitud y me camuflé en ella. 

1 comentario:

  1. ¡Así me gusta Fisgona! Haciendo patria... patria que palabra más antigua... Dice la RAE Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos... Y digo yo que... mejor no digo nada... que patria aún nos suena a "Todo por la patria" y nosotros como Lennon preferiríamos un mundo sin patrias, religiones o banderas.

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