lunes, 11 de julio de 2011

Succionada por el tiempo

Hace años, o puede que tan sólo unos segundos, comprendí que mi tiempo interior no encaja con el tiempo exterior. El calendario marca los meses, el reloj marca las horas, y yo camino siempre dos pasos siempre retrasada. Creo que hasta llegaré tarde el día de mi muerte. Todos llorarán, cuando de repente llegue yo, e ingenua pregunte el porqué de tanto sufrimiento, los asistentes a mi funeral atónitos me mirarán, y antes de que me digan el motivo, todo mi ser se desplomará en el suelo. Después se reirán, porque sabían que tardé en nacer, por lo tanto debía también tardar en morir. 
Siempre necesité de un intervalo, de un paréntesis. No por motivos filosóficos, sino más bien físicos. Mi ser es lento, pero no perezoso. En conclusión, tiene su propio tiempo que no coincide con el tiempo exterior. Se que puedo ser motivo de irritación para almas más inquietas. Aunque no se lo crean, yo también soy nerviosa, aunque no lo manifieste. Tan sólo puedo decir, paciencia, y gritar: ¡esperadme, que ya llego! Así vuelve a escribir la Fisgona, tras un paréntesis físico donde no ha producido nada creativo. Es el tiempo de la Fisgona Indiscreta. 

1 comentario:

  1. Yo doy fe que eres nerviosa... el dia de tu boda casi me muero de tanto temblor que tenías!!!!. Y ella que parecía tranquilita....
    Sigue, echabamos de menos a la fisgona!

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