martes, 18 de octubre de 2011

La montaña mágica o el reino de la enfermedad

En La montaña mágica de Thomas Mann hay un párrafo en el capítulo VII hay unas reflexiones sobre el tiempo, el tiempo de la vida y el tiempo de la novela, que la Fisgona le gustaría compartir, y dice así: "El tiempo es el elemento de la narración, como también es el elemento de la vida; está indisolublemente unido a ella, como a los cuerpos en el espacio. El tiempo es también un elemento de la música, que como tal mide y estructura el tiempo, lo convierte en algo precioso que se nos hace muy breve, en lo que, como ya he dicho, se asemeja a la narración, que igualmente (y a diferencia de la obra plástica, que se hace patente de una manera inmediata y sólo está unida al tiempo en tanto que es un cuerpo) no es más que una sucesión de elementos en el tiempo, pues es imposible presentarla de otro modo que no sea en forma de desarrollo y necesita recurrir al tiempo, incluso aunque intentase estar completa y cerrada en cada instante."
La Fisgona memoriza: "la narración no es más que una sucesión de elementos en el tiempo". Definición simple ¿o no? "Es imposible presentarla de otro modo que no sea en forma de desarrollo". La Fisgona se debe descubrir ante tal evidencia, "incluso aunque intentase estar completa y cerrada en cada instante", como intentaron hacer los vanguardistas al describir la simultaneidad. 
El tiempo, con mayúsculas, el tiempo de la narración y el tiempo de la vida, se podría decir que es el gran tema que Thomas Mann trata en este libro, pero hay mucho más. Así en esa pequeña parcela de la realidad que supone el hospital donde acontece esa sucesión de elementos en el tiempo, el escritor alemán comprime parte de las grandes discusiones y conflictos de la humanidad. Y se centra en la enfermedad como ese estado del cuerpo que nos permite reflexionar, "pero también la enfermedad hace al hombre más corpóreo, lo convierte enteramente en cuerpo". Y una pregunta quedará sin responder: ¿puede la mente sobre el cuerpo o es el cuerpo la cárcel del espíritu? Y en ese estado de enfermedad, las discusiones entre diferentes perspectivas del mundo tendrán lugar; al final, todas ellas se verán eclipsadas por el talento de un solo rey y quedarán delegadas a simple charlatanería. 
La montaña mágica es un libro para ir masticando poco a poco, nos muestra las contradicciones tanto sociales como espirituales no tan sólo de su época, ya que la Fisgona ha encontrado en su lectura un camino humanista ante los conflictos que a veces le acechan. Entre el blanco y el negro, escojamos el gris, que es como no escoger nada o quedarse con todo, eso sí, siempre con una sonrisa de cabrona-escéptica. 

Por cierto, la Fisgona quedó gratamente agradecida por las siguientes líneas sobre su ciudad, Barcelona: "Esta primavera ha tenido lugar en Barcelona una solemne asamblea general de la Liga. Como sabe, esa ciudad puede enorgullecerse de mantener una relación particular con el ideal político de progreso." Breves  palabras, pero que a La Fisgona, como buena barcelonesa, le llenaron de orgullo. 

lunes, 10 de octubre de 2011

Pienso, luego existo

Pienso, luego existo, el programa que dirige Rafael Argullol en la 2, una alternativa al programa Redes de Punset. Este domingo, en el mismo "Pienso" se entrevistó a Punset. La ciencia, la filosofía, la literatura de la misma mano, la humanitas. En una época donde se aboga por la especialización diferentes pensadores nos aunan lo que tal vez nunca debí de separarse. La tarde-noche de los Domingos se vuelve interesante con la 2. Tan solo cabe una critica al programa de Argullol, tal vez deje que el entrevistado se venda como una persona maravillosa de una bondad inmensa, un humanista que vive rodeado de libros y que se acerca a ese abuelo que todos quisiéramos tener. Cuando lo interesante sera que profundizaran en alguna de las ideas que exponen, más que ir picoteando de una a otra. Ahora, tan solo falta un programa que se titule Siento, luego existo y lo cambiaran por Página 2 .    

martes, 4 de octubre de 2011

La Fisgona indiscreta quiere compartir unas líneas que ha encontrado sobre los escritores en Elogio de la locura de Erasmo. Antes se debe aclarar que se debe leer locura como sinónimo de insesatez, necedad, y no como estado de enajenación mental: 
"De la misma cuerda son los que buscan imperecedera escribiendo libros. Son mis grandes deudores, sobre todo los que emborronan sus cuartillas de tonterías. Esos escritores que emplean su erudición escribiendo para una minoría ilustrada y que además están pendientes del juicio de Persio o de Lelio, me parecen más dignos de lástima que afortunados, ya que viven en constante tortura: añaden, transforman, suprimen, vuelven a poner, rehacen, aclaran, lo enseñan a los amigos, lo liman durante nueve años y nunca están satisfechos. Y todo para poder recibir una alabanza, como premio; alabanza, además, de muy pocos, y a costa de vigilias, del sueño -la más dulce de las cosas-, de fatigas, sudores y sinsabores sin cuento. Añádase a esto el desgaste de la salud, el quebranto del cuerpo, las legañas e incluso la ceguera, la pobreza, la envidia, la privación de placeres, la vejez prematura, la muerte temprana y cualquier otro tipo de calamidad. De todo esto se da por muy bien compensado nuestro hombre si consigue la aprobación de algún que otro erudito legañoso. 
Por el contrario, el escritor que es de mi cuerda, es tanto más feliz cuantos más disparates dice. Escribe todo lo que le viene a la cabeza, sin detenerse a pensarlo, hasta sus mismos sueños, sin más gasto que un poco de papel. Sabe muy bien cuantas mayores banalidades diga, mayor será la aceptación por parte de la mayoría, es decir, de ignorantes y necios. ¿Qué importa que tres de esos sabios condenen su obra si es que llegan a leerla? ¿O vale más el voto favorable de tres sabios que el clamor de la muchedumbre?"
En estas líneas de Erasmo, primero hay que tener en cuenta que habla la insesatez, y segundo que Erasmo utiliza un tono irónico en cada una de las palabras. Creo que en estas líneas hay resumidos los grandes temas de la creación literaria, y que en un curso de novela daría para discutir entre los alumnos durante horas sin llegar a una conclusión satisfactoria para todos. ¿O sí?